Es reciente noticia en los medios de comunicación de la declaración, como patrimonio cultural de las Fallas de Valencia.

La noción de patrimonio ha variado en gran medida dentro de la última década, desde un sentido estricto que designaba obras monumentales de las culturas, se ha pasado a ampliar con la incorporación de nuevas categorías procedentes, en muchos casos, incluso de sectores no artísticos, como pueden ser el patrimonio industrial, patrimonio de entornos urbanos, patrimonios naturales (parques nacionales, espacios naturales),

El paisaje cultural es el resultado del desarrollo de actividades humanas en un concreto territorio, que integra elementos naturales y culturales, tangibles e intangibles, cuya combinación configura, según la Convención del patrimonio Mundial y Cultural de la UINESCO, diferentes tipos de ajardinamientos, vestigios activos y asociativos, que pueden ser urbanos, rurales, arquitectónicos o industriales.

De igual forma el concepto de patrimonio cultural inmaterial se extiende a los usos, representaciones, expresiones y conocimientos y técnicas, junto con instrumentos, objetos, espacios que le son inherentes, que ya sean las comunidades o los grupos o individuos que las integran reconocen como parte integrante de su cultura.

Dicho patrimonio, que se transfiere de generación en generación infunde sentimiento de identidad y contribuye a promover la diversidad cultural y la creatividad humana.

El paisaje, de igual forma se considera el resultado de una puesta en práctica de una cultura territorial y d esta forma es un elemento identitario y recurso patrimonial.

La ventaja prioritaria que comporta la inscripción de un bien dentro de la lista del Patrimonio Mundial, la constituye la sensibilización pública a favor del mismo y el mayor interés por su defensa, lo que le hacen adoptar carácter de excepcional, y con ello su difusión mundial está garantizada.

El patrimonio cultural es de tal magnitud en España que sería prácticamente representarlo dentro de un mapa, de modo que se ha adoptado la decisión de recoger aquel que pueda contar con un grado de singularidad, o encontrarse sometido a laguna regulación nacional, europea o internacional.

La puesta en valor de tal patrimonio se fomenta desde el sector turístico, y por ello tal patrimonio, está sometido a grandes amenazas consecuencia de la fragilidad de la trama urbana De aquí que se hayan también estable4cido unas normas con visión integral para su conservación, protección y gestión, como bien para usos comunes que se vinculan al desarrollo local.

Todo ello representa retos que hay que superar en las tareas de conservación para la salvaguarda del patrimonio cultural en toda su extensión y sus gestores han de encaminar los pasos a la adopción de las medidas necesarias.